- ¿Te puedo pedir otra cosa?
-decime.
- No te enamores de mí.
- ¿Cómo?
- Que no te enamores de las palabras hermosas que te digo. No te enamores de mi forma de mirarte, ni de esa similitud tan peculiar que nos hace distintos. No te enamores de mis defectos y aun menos de mis virtudes. No te enamores de mí, ni de mi extraña forma de quererte.
- ¿Y eso a que viene?
- Porque algún día se me cruzarán los cables y decidiré marcharme para siempre. Me importas y no quiero lastimarte
- ¿Puedo pedirte una última cosa?
- Pídela...
- No te ilusiones.
-¿Cómo?
- No te ilusiones viendo un más allá tras mis palabras, leyendo mal el mensaje entre mis líneas. No te ilusiones pensando que en algún momento puedes enamorarme, enloquecerme. No te ilusiones pues las cosas están muy claras.
- ¿Y eso a qué viene?
- Simplemente porque me gusta la relación que tenemos pero no llegará a más, jamás llegará a más.
- Ahora ¿puedo pedirte yo algo?
- Si, porsupuesto.
- No me olvides.
- ¿Cómo?
- Soy demasiado morruda para hacer caso a tus palabras. Soy demasiado ilusa como para creer que no saldría nada de esto. Soy demasiado absurda y estúpida pero eso ya es otro tema. Soy pasado pero no me olvides.
- ¿Y eso a qué viene ahora?
- Porque aunque quizás olvides mi nombre, me gustaría que recordaras siempre mi rostro.
19.3.12
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Camila